La tempestad de William Shakespeare

Nueva edición ilustrada de La tempestad de William Shakespeare, con traducción y prólogo de Idea Vilariño e ilustraciones de Robert Anning Bell. Número 38 de la colección de clásicos La Fuente Escondida.

ISBN: 978-612-4294-52-5
Número de páginas: 216
Tamaño: 24 x 17 cms.
Precio: S/ 50

La figura de William Shakespeare (1564-1616) no ha hecho sino agigantarse con el tiempo y a más de 400 años de su muerte se muestra asombrosamente actual. La gran riqueza de su corpus teatral no deja de estimular la creación y la crítica contemporáneas, produciendo un caudal de publicaciones que ponen de manifiesto la gran fascinación que sus obras continúan ejerciendo sobre nuestro espíritu. La tempestad, última obra escrita íntegramente por él, antes de las finales realizadas en colaboración con otros dramaturgos, fue estrenada en 1611 y su primera publicación corresponde al Folio de 1623. Es una de las obras más breves de Shakespeare y una de las más representadas, acaso porque en ella se encuentran las excelencias del estilo tardío del poeta, su dominio de la acción teatral, pero sin el sombrío clima de opresión y fatalidad que se encuentra en altas tragedias como Macbeth y El rey Lear. Al menos en apariencia, porque en La tempestad se presentan otro tipo de complejidades.
Además del interés que generan sus méritos artísticos y dramáticos, La tempestad ha suscitado diversas interpretaciones, sobre todo al abordar la relación —de dominio y servidumbre— que mantienen los personajes Próspero, Calibán y Ariel, dinámica que ha inspirado una larga progenie literaria y de pensamiento que continúa hasta nuestros días, como anota en su prólogo Idea Vilariño, insigne traductora del drama. Sin embargo, cual fuera la lectura que hagamos en último término del papel que desempeñan Próspero, Ariel y Calibán —y de lo que cada cual simboliza— en lo que podemos estar de acuerdo es que La tempestad es mucho más compleja de lo que a simple vista puede parecer y que la filosofía que impregna sus páginas —como, por lo demás, ocurre en todas las obras finales de Shakespeare—, está lejos de ser festiva, idílica o conciliatoria. Por lo que las puestas en escena que insisten en plantearla como un despreocupado cuento de hadas —por la cantidad de encantamientos y seres fantásticos que aparecen—, no hacen más que despojar al texto shakespeareano de toda su riqueza. Antes bien, como señala Jan Kott, citado por Vilariño, «La verdadera Tempestad, es sobrecogedora y severa, lírica y grotesca, es, como todas las grandes obras de Shakespeare, un apasionado reajuste de cuentas con el mundo real».
Además de ser una de las poetas uruguayas más destacadas del siglo veinte, Idea Vilariño (Montevideo, 1920-2009) fue una prolífica traductora. Sus versiones de Hamlet, Julio César, Macbeth, Medida por medida, Sueño de una noche de verano y Antonio y Cleopatra gozan de un amplio reconocimiento de público y crítica, lo que la convierte en la más notable traductora de Shakespeare en nuestra lengua en la segunda mitad del siglo veinte. Esta edición de La tempestad se realiza a partir de una traducción inédita conservada en la Colección Idea Vilariño, Archivo Literario de la Biblioteca Nacional de Uruguay.
Robert Anning Bell (Londres, 1863-1933) fue un artista y diseñador inglés que ilustró diversas obras, entre las que destacan selecciones de poemas de Percy B. Shelley y John Keats. Además de La tempestad (1901), ilustró Sueño de una noche de verano (1895) y Cuentos de Shakespeare de los hermanos Lamb (1899).

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